Transcrevamos:
"La princesa heredera era de trato sencillo, amable y bondadosa, como también era seriamente llano y sin altivez, el conde d'Eu. Más de una vez me recebieron rodeados de sus hijos pequeñuelos.
La simplicidad de la vida de la familia imperial quitaba todos los prestigios exteriores á la institución monarquica. Cualquier enriquecido, personaje improvisado, vive con más esplendor;
Y era singular el contraste moral que ejercia la carencia de fiestas, la ausencia de confortable, con el emperador, de andar mesurado, blanca la tez, blanco el cabello y la barba larga del mismo color, cuyo aspecto salia de lo vulgar pareciendo morar en las cumbres; entre un poderoso, que por derecho hereditario manda, y aquel escenario burgués modestissimo, donde solo marcaba el poder el frac negro y la corbata blanca en las visitas oficiales al palacio sin esplendor."
Hector Varela, em carta de nove de julho de 1888, dirigida ao Imperador, refere-se igualmente aos costumes de dom Pedro II.
"Que sencillez! Que modestia, Señor!"
Tais testemunhos, absolutamente insuspeitos, sintetizam a vida da Família Imperial do Brasil.
Depois, por algumas vezes — falamos ao Conde d'Eu, especialmente em maio de 1888 quando, com a Regente, visitou a Academia de Belas Artes. Os ministros, os semanários e as autoridades rodearam a Princesa e aproveitamos o momento para nos aproximar do Conde d'Eu que apontando alguns quadros, dava suas eruditas impressões, aludindo aos museus da Europa.
Lembramo-nos nitidamente de que falou sobre Grandjean de Montiguy, o famoso arquiteto francês, construtor da parte central do edifício da Academia.
Sucederam-se os acontecimentos, sendo os mais relevantes os de 15 de novembro.